La cosificación representa a una persona como un objeto, como una cosa que puede ser usada. Algunas empresas (o sus agencias) han reducido en su publicidad a la mujer a un sentido únicamente físico en donde se la considera como un objeto utilizable para atraer consumidores, ignorando su dignidad, despersonificándola y convirtiéndola en un objeto que ayuda a vender un producto desde perfumes, hamburguesas, bebidas…